
La Ciudad de México se desarrolló sobre la superficie lacustre, siendo propensa a
inundaciones, de ahí que se requiera de una compleja infraestructura de drenaje para
gestionar los caudales que se reciben en el Valle de México, un elemento fundamental
para su funcionamiento operativo adecuado, pero también para proporcionar a los
ciudadanos condiciones ideales de seguridad, comodidad y eficiencia en su entorno para
garantizar su desarrollo individual y familiar, así como una vida diaria sin sobresaltos. Sin
embargo, en las grandes regiones conurbadas, como es el caso de la Zona Metropolitana
del Valle de México, la instalación de infraestructura, si bien soluciona problemas para un
lugar determinado de la conurbación, ocasiona otros en las poblaciones vecinas, desde
luego sin dolo de por medio.
Es el caso, amables lectores, del nuevo desagüe del Valle de México, el Túnel Emisor
Oriente (TEO), el cual el año pasado, durante las grandes precipitaciones que se dejaron
sentir en el mes de septiembre, logró mitigar el riesgo de inundaciones en la capital del
país, causó, según opinión de investigadores de universidades del estado de Hidalgo, una
gran inundación en la ciudad de Tula.
Según informaciones, tanto de medios escritos como electrónicos nacionales, el 6 de
septiembre de 2021, tanto el Túnel Emisor Oriente, junto con el Drenaje Profundo y el
Gran Canal del Desagüe, desalojaron una gran cantidad de agua en el estado de Hidalgo,
por lo que los ríos Tula y Tepeji del Río se desbordaron, provocando una verdadera
pesadilla en la ciudad de Tula, donde 31 mil viviendas y mil 700 negocios fueron
afectados, 10 mil personas debieron evacuarse de manera urgente y 16 personas
lamentablemente fallecieron en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social que
se quedó sin corriente eléctrica y se inundó.
Después de este lamentable hecho, las autoridades correspondientes, tanto del estado de
Hidalgo como del gobierno de la Ciudad de México, junto con académicos y especialistas
se han dado a la tarea de buscar, de manera conjunta, alternativas de solución para que
no vuelva a suceder lo mismo, sobre todo en etapa de lluvias, como la que vivimos
actualmente. En estas propuestas, la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ha
planteado la necesidad de ampliar la capacidad del río Tula, lo que para los
investigadores de las universidades hidalguenses no garantiza que pueda volver a darse
otro fenómeno similar.
Por su parte, algunos investigadores en materia hidráulica de las universidades Autónoma
del Estado de Hidalgo y Tecnológica del Valle del Mezquital argumentan que no basta con
construir sistemas de drenaje de mayor capacidad, o ampliar el cauce de los ríos que
reciben tanto las aguas residuales como las pluviales. Opinan que la Zona Metropolitana
del Valle de México debe tener mayor capacidad de retención de los torrentes, antes de
desfogarla. Asimismo, anotan como propuestas de solución que se debe disminuir el
crecimiento de la metrópoli para proteger y conservar las áreas verdes, con el propósito
central de reducir la velocidad de escurrimientos.
Lo importante de todo esto es que las partes interesadas se han puesto de acuerdo para
consensar puntos de vista a través del diálogo, que es la principal manera de llegar a
resultados satisfactorios para evitar inundaciones como la del año pasado en Tula,
anteponiendo la seguridad de la población a los intereses políticos.
Hasta la próxima amables lectores.
Por: Alfredo Pérez Guzmán